En la era digital, la tentación de tomar atajos en educación es alta. Herramientas como la Inteligencia Artificial (IA) pueden ser tanto una bendición como una maldición. Por eso, quiero que sepas cómo usar la IA a tu favor, sin caer en el plagio o la deshonestidad. Aquí van algunos consejos clave para hacer un uso ético de la inteligencia artificial en educación.
1. Aplica el principio de Pareto con la IA: Utiliza el 20% de la IA para generar el 80% de tus resultados. Esto significa que debes usar la IA como un punto de partida, no como tu destino final. Deja que la IA haga el trabajo pesado de recopilación de datos, pero dedica tu esfuerzo a analizar y comprender esa información.
2. Sé crítico: No tomes la salida fácil. La IA es una herramienta, no un reemplazo de tu razonamiento. Cuestiona y valida la información que obtienes, y úsala para construir tus propias ideas y conclusiones.
3. Revisa y contrasta siempre: Antes de confiar en la información proporcionada por la IA, contrasta con fuentes fiables y revisa los datos. La verificación cruzada es esencial para garantizar la precisión.
4. Responsabilidad de publicación: Eres responsable de lo que presentas como tu trabajo. Asegúrate de que lo que la IA te proporciona sea correcto, relevante y debidamente citado.
5. Atención al formato: Un simple error de formato puede delatarte. ¿Hipervínculos, subíndices, asteriscos o mayúsculas donde no toca? Estos son indicios claros de que has copiado directamente de una IA. Ajusta el formato a los estándares académicos requeridos. Si te «pillan» por esos errores en el formato, más que merecer ser descubierto, has demostrado falta de compromiso con los aspectos fundamentales de tu educación. La pereza en la corrección del formato es un reflejo de la pereza intelectual.
Uno de mis estudiantes de Formación Profesional, en la asignatura de Metodología de las Actividades Físico-deportivas, utilizó ChatGPT para clasificar deportes de ‘más cerrados a más abiertos’ basándose en la dificultad decisional de la tarea. Desafortunadamente, la IA malinterpretó la consigna como una cuestión de espacios físicos, clasificando los deportes en categorías de ‘indoor’ y ‘outdoor’, lo cual no era la intención de la pregunta. Esto es un claro recordatorio de que debemos ser específicos en nuestras consultas a la IA y siempre revisar las respuestas para asegurarnos de que coincidan con el contexto de la pregunta. Así, en lugar de simplemente copiar y pegar, estarás aprendiendo y colaborando con la tecnología para alcanzar un verdadero entendimiento.
En conclusión, la IA es tu aliada, pero solo si la usas con inteligencia (valga la redundancia). Si al comenzar a leer este artículo pensaste que encontrarías trucos para hacer un uso fraudulento de la IA, lamento desilusionarte. No encontrarás eso aquí. Pero confío en que ahora tengas una visión más clara y ética de cómo la IA puede enriquecer tu proceso educativo. La próxima vez que te enfrentes a una tarea, pregunta no solo «¿Cómo puede la IA hacer esto por mí?», sino «¿Cómo puedo usar la IA para aprender mejor? La IA es una herramienta poderosa, pero tu inteligencia y tu esfuerzo son insustituibles. Utiliza la IA sabiamente y mantén siempre la integridad académica en el centro de tu aprendizaje.
